martes, 2 de septiembre de 2008

Los 50 años de Juan Carlos Pérez. Narrador Deportivo.


Hablando de turrialbeños que triunfan. Enviado por un lector. Tomado de la página de Everardo Herrera. http://www.everardoherrera.com/2007b.php?deta=leer_titulares_comentaristas.php?sec=foros&cl=2344&nt=2344


En mis 50 años: Si señor que fácil se dice, y como ha costado llegar, cincuenta anos ¡¡, para muchos una vida; para mi experiencias, si cincuenta años y parece ayer cuando iba a la Escuela Las Américas, con mis inseparables amigos Freddy Arce, y Luis Carlos Umaña, compañeros de estudios, de mejengas y de confesiones de niñez, la maestra la niña Araceli, don Oscar el director, Alberto el misceláneo, y dos grandes amigas cuyo recuerdo me acompañara siempre Sonia Madrigal y Ana Lucia Guevara, y además el calor de una comunidad, que aunque pobre luchaba por sostener su escuela. Que hermosos recuerdos con mis grandes amigos de aventuras, y luego, la pasión de siempre: la mejenga, ser parte de la selección de la escuela, aquel uniforme cuyo diseño tomamos de la selección de Alemania, con Melito y Luis Carlos en la portería, Freddy, Erick Salas (si el mismo poeta hoy gloria de mi tierra), Roberto su hermano, Guillen y William Gamboa, Chali Astua, Soto, y otros compañeros, bajo la dirección técnica de mi padre y de Rafael Angel Velásquez. Que años, que recuerdos y cuantos amigos que aun hoy disfruto al encontrarlos, amigos que dejamos de ver y de repente el tren de la vida te los trae a tu camino. Ojala y pronto nos encontremos de nuevo, vida hay y la esperanza no se pierde.


Seis años de mi vida, y luego otra etapa, la época de amores juveniles, de crecimiento individual y personal, y de conocimiento de nuevos amigos: Nono Merayo, Emilio Mora, los gemelos Rojas, y mis permanentes amigos Freddy y Luis Carlos, y muchos mas, Gera, Pocho, Javier Gómez, y mi inseparable Chuta, y mis grandes amigas de siempre Lucia Yee, Maritza Mendez, Adriana Aguilar, mi infaltable amiga Grace Alfaro, Lorena Castillo, Maritza Calderón, Sara, Jeannette Madrigal, y tantos mas, que se me juntan las imágenes faciales, pero olvido los nombres, me imagino que esa es la consecuencia de tantos años cumplidos. Y de ahí a la universidad, luchas para abrir el Centro Regional en Turrialba y no en Cartago, felicidad y orgullo de salir de quinto año, y ayudar a jalar la locomotora que aun hoy adorna la sede de la UCR, mas amigos nuevos, gente que venia de la costa atlántica a compartir esa posibilidad de estudiar: Sopa, Carlos Lucas, Smithy, Cuza, Chana, Amin, y tantos otros, de ahí a emigrar, se acaban las posibilidades y la ley de la vida exige salir de Turrialba, dolor inmenso, dejar atrás a tus amigos, desde entonces, había aprendido a enamorarme, siempre de la mujer equivocada, pero enamorarme al fin. Dejar todo, volver a cero e iniciar una nueva etapa, solo e inmaduro, noches de tristeza, noches largas, el mal camino acechando en cada paso y la posibilidad de hacer lo que quieras y no lo que debas, inician las depresiones, aunque sin darme cuenta de ello.


Debo trabajar, y de repente aparece mi padre, siempre mi angel guardián junto a doña Flor, mi mamá, y me voy a Siquirres a laborar en un proyecto de Velásquez, llamado Radio Siquirres, mas amigos, Juan Carlos Binns, el Lic. Sáenz, Vito Sáenz, y sus hermanos, Omar Molina, y el amor de mi tía Emilce y de mi tía Vera, solo comparable al amor de mi mamá. Debut como narrador en el estadio de Turrialba, el partido Cosmos de Siquirres contra la selección de Grecia, marcador final 3 a 1, gano Grecia y el primer Gol lo anota Oscar Emilio Cordero, de ahí me voy a Limón, a laborar en Radio Atlántida, me voy con el beneplácito de don Edwin Ortiz y sus hijos Edwin y Carlos, luego de 7 años, paso a Radio Casino, la reina de Caribe, un año y recibo una propuesta de don Parmenio Medina Pérez (QDDG), y me enrumbo de nuevo a San Jose a laborar en Radio Sonora, con grandes amigos y compañeros, Ramses Román, Marvin Centeno, Frico Murillo, Jorge Matarrita, Negro Enríquez, el Metro Gonzalez (QDDG), Carlos Jara Jr (QDDG), y Pata Guerrero, Correcaminos Rodriguez, Adrian Barboza, y sobre todos ellos tres personas a las que les aprendí muchas cosas: El profesor Tassara Olivares, un maestro en todo el sentido de la palabra y un caballero, el profesor Juan Soto, un gran formador de árbitros de fútbol, que nos daba clases para que interpretáramos bien el reglamento. Pero mención aparte, estaba una gran persona, humilde entre los humildes, una voz privilegiada y un gran conocimiento del manejo radial, Parmenio solía llamarlo el hombre de la cara alegre y el cuerpo loco, Don Ernesto Mason Dixon (QDDG), fallecido hace unos años en lo que a el le gustaba, en una cabina de radio y escuchando música de salsa, el me enseño el valor de la humildad el ser siempre el mismo, el no perder de vista de donde vinimos y quienes somos. Después de un año en Radio Sonora, adonde llegue como el tercer narrador y al final era el estelar, me llega una buena oferta de trabajo en canal 7, narrando béisbol de las grandes ligas, una de mis pasiones, compartí micrófono con un gran amigo Eduardo Schumann, fueron siete series mundiales y torneos completos , y después junto a Gregory Villalobos, basketball de la NBA, era la época de mayor gloria de los Bulls de Chicago y de un fenómeno llamado Michael Jordan, y después al fútbol, en conjunto con grandes figuras como Mario Segura, Luis López Rueda, José Alberto Rodriguez (Mon), y otro amigo que se fue Jose Angel Monge( Mongito, QDDG), Bruno Kilpatrick, Mauricio Montero, Alexander Guimaraes, Rolando Villalobos, el profesor Tassara, y muchos mas.


Después de nueve años, renuncio por problemas de discrepancias económicas, e inmediatamente fui contratado por Repretel, para ser el narrador de todos los eventos deportivos que se pasaran por el canal 11, es decir fuese cual fuese el deporte yo era el encargado de narrar, así tuve compañeros de la talla de Pilo Obando Hernán Morales, Leroy Lewis, Neco Fernández, Alvaro Solano, Javier Delgado, Hernán Medford, Luis Gerardo Rojas, el Profesor Américo Bravo, y otros mas. Y luego el momento actual de vuelta a mi casa Canal 7, nuevos amigos Hellen, Gaitan Jota, Dani, Melvin, Everardo, Roberto, y otros de los que el Alzheimer no me permite acordarme, como se ve estos cincuenta años han sido movidos, en lo que a la parte laboral se refiere, pero también he tenido muchos momentos duros y tristes: Cuando se me informa que tengo un mal cardiaco y estuve internado 2 veces en el mismo año, 1998, en el hospital Dr. Calderón Guardia. - La muerte de mi madre, doña Flor, en el año 2000, fue un golpe demasiado rudo. - La muerte de mi Papá, Don Johnny, cuatro años después. - Y lo peor de todo la muerte de mi sobrino Alfonso, un año después de papá.


Pero también he tenido enormes momentos de felicidad, mi matrimonio con Olga, una compañera que se arroya las enaguas y trabaja duro por el bienestar de la familia, y lo mejor que le ha pasado a mi vida el nacimiento de mi hija Daniela, a quien amo profundamente. Si son cincuenta años, y de aquellos días en que mejengueabamos en el potrero de Cabiria, o en la calle, o en el patio de algún vecino, huyéndole a la patas de hule a las ocho de la noche, me queda el mejor de los recuerdos, ojala se pudieran revivir, pero sabemos muy bien que eso es imposible. Creo que a pesar de todo he vivido mi vida con pasión y con inteligencia, sin abusos y tratando de que las personas a mi alrededor no se avergüencen al decir ese es Juan Carlos Pérez, hijo de Don Johnny y de Doña Flor, hermano de Alfonso, Francisco y Adrian, tío de Alfonsito, Diego Mónica, Francisco y Joseph, y padre de Daniela, si amigos ese soy yo cincuenta años después.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas. Me encuentro fuera de Costa Rica, añoro mi país, añoro mas a Turri. Logre encontrar un servicio de cable que me permite ver los partidos de Costa Rica y principalmente los de mi querido Saprissa, aunque siempre añoro ver a Turri en primera. Escuchaba las narraciones y que sorpresa me llevo que ese narrador que escucho a cientos de kilometros es un coterraneo, pues gracias y que viva mi gran Turrialba.

Anónimo dijo...

Este relato le quedo a don Juan Carlos casi como una de sus mejores narraciones. Fue por un Turrialba que llevamos en nuestros corazones. Sin duda alguna que recordar es la mejor forma de alegrar el alma y don Juan Carlos esos tiempos no se fueron estan en el alma y en el corazon.